Sencillez
Mecánicamente sencillos, los sistemas de dosificación controlados por presión requieren una cantidad muy pequeña de componentes. Un regulador de presión acoplado a una válvula de seguridad presuriza el depósito con el líquido. Después, esta presión impulsa el líquido a través de los tubos flexibles y la electroválvula. Por último, la boquilla libera el líquido en el recipiente a través de una punta de aguja con una abertura definida. Con un generador de vacío-presión fácilmente integrable, el funcionamiento es posible en cualquier lugar, por ejemplo, también en laboratorios sin alimentación de aire comprimido centralizada. El sistema solo posee unas pocas piezas móviles y es fácil de limpiar, mantener y parametrizar. La presión se ajusta en función del fluido y del tiempo de apertura de la válvula según el volumen deseado. El diseño básico es siempre el mismo, pero pueden utilizarse diferentes válvulas en función del fluido. La dispensación se realiza con válvulas con separación de fluidos, que deben ser químicamente resistentes para fluidos agresivos. Para realizar el pipeteado se emplean válvulas de gas. La aspiración se realiza mediante vacío. Las puntas de pipeteado de un solo uso evitan la contaminación al utilizar líquidos diferentes. Una interfaz gráfica de usuario (GUI) sirve de interfaz de manejo.
Precisión
Para un gran número de procesos en la automatización de laboratorios, la manipulación de cantidades mínimas de líquidos tiene una importancia crucial. Con los sistemas de dosificación controlados por presión, se pueden dosificar volúmenes a partir de 1 μl de forma precisa y fiable con un coeficiente de variación < 1 % CV (en función del volumen de líquido y de las condiciones ambientales). Con la presión se puede controlar la velocidad del líquido de una manera única, independientemente de las funciones de dispensación, aspiración y pipeteo. Los usuarios pueden ajustar el sistema para obtener un caudal y una precisión óptimos. Esto permite conseguir una rotura de gota limpia para lograr una precisión reproducible. En el caso de líquidos delicados como, por ejemplo, las suspensiones, pueden utilizarse presiones más bajas para manipular las soluciones con suavidad. Además, hay muchas opciones de monitorización para supervisar los procesos.
Flexibilidad
Los sistemas de dosificación controlados por presión son abiertos y flexibles. Muchos parámetros pueden modificarse y ajustarse individualmente. Esto permite dosificar con precisión una gran variedad de líquidos diferentes. Los sistemas pueden ampliarse individualmente o adaptarse a necesidades específicas.
Modificación a escala
Dado que muchos procesos de laboratorio requieren la manipulación precisa de los líquidos, la automatización permite aumentar considerablemente la productividad y mejorar la reproducibilidad de los procesos. Una de las grandes ventajas de los sistemas de dosificación controlados por presión es su escalabilidad. Por ejemplo, se pueden combinar cabezas de dosificación individuales montándolas en un carril con una rejilla de libre elección. Cada cabeza de dosificación puede controlarse de forma independiente para dispensar diferentes líquidos simultáneamente o para ajustar diferentes volúmenes.
Productividad
Para aumentar la productividad, la cabeza de dosificación puede integrarse fácilmente en un pórtico horizontal de dos ejes. Este subsistema permite movimientos cinemáticos y la manipulación de líquidos en un espacio de trabajo compacto, por ejemplo, para la preparación de muestras o la adición de líquidos a placas microtituladoras. Los sistemas de dosificación controlados por presión permiten un alto rendimiento. Los elevados caudales y la presión de caudal constante optimizan el rendimiento en comparación con otros sistemas.
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