Las placas de orificio son la forma más sencilla de controlar el flujo de nitrógeno. Se trata de conos mecánicos (agujeros fijos) en el sistema de tubos flexibles a través de los cuales fluye una cantidad definida de nitrógeno a una presión constante. La ventaja: costes totales extremadamente favorables, a menudo inferiores a 90 € - incluyendo el montaje, así como una sencilla válvula de conmutación y la propia placa de orificio. Esto las convierten en ideales para aplicaciones sencillas de ajuste de caudal para nitrógeno con condiciones estables.
Un producto de uso frecuente en este contexto es la válvula MH1. Se trata de una válvula estándar económica que, en combinación con una placa de orificio, ofrece una solución analógica y funcional para la regulación del caudal de gas en la industria. En muchas aplicaciones, esta combinación es suficiente, especialmente si la presión de inversión es alta o no se requiere retroalimentación digital.
Sin embargo, existen límites evidentes:
También hay que tener en cuenta: Si a pesar de todo se desea registrar posteriormente los valores medidos, se requiere hardware adicional (por ejemplo, sensores de presión o de caudal independientes, así como la entrada necesaria en el control), lo que aumenta los costes y la complejidad del sistema. A pesar de la larga vida útil y fiabilidad de la válvula, las válvulas de conmutación sencillas como la MH1 no son ideales para procesos críticos de limpieza debido a su diseño, ya que cabe esperar mayores emisiones de partículas en comparación con los reguladores de caudal másico dedicados.
No obstante, muchas líneas de producción siguen confiando en este principio, sobre todo cuando solo es necesario mantener constantes los caudales más sencillos y los filtros adecuados reabsorben las partículas. Sin embargo, en cuanto se requieren ajustes dinámicos, una supervisión fiable o la trazabilidad del proceso, esta solución alcanza rápidamente sus límites.
Los reguladores de caudal másico como VEFC, VEMD o VEAD ofrecen métodos para regular el caudal de nitrógeno que no pueden ofrecer las placas de orificio fijas ni las válvulas estranguladoras ajustables:
Los aparatos en sí no son "inteligentes" en el sentido de detección autónoma de anomalías, pero están AI-READY. Junto con la supervisión de filtros, los sensores de presión y los algoritmos, se puede reconocer, por ejemplo, el grado de contaminación de los filtros, lo que permite realizar el mantenimiento a tiempo sin interrumpir la producción.
Antes de decidirse por una válvula concreta, debe examinar detenidamente los requisitos técnicos y el entorno de aplicación. Cada válvula tiene sus propios puntos fuertes, ya sea en términos de caudal, tamaño o conectividad.
Si bien los sistemas sencillos parecen mucho más baratos de adquirir, las válvulas reguladoras fiables con función de supervisión ofrecen ventajas decisivas:
Un ejemplo: en un sistema con 50 válvulas reguladoras, una pantalla sencilla en cada aparato puede ayudar a identificar rápidamente las zonas defectuosas – sin necesidad de lectura digital.
Los modernos controladores de caudal másico proporcionan datos valiosos —caudal, presión, temperatura— que pueden integrarse en sistemas de nivel superior, como el Festo AX. Esto abre posibilidades como:
Estos aparatos no son "inteligentes" en sí, pero están preparados para la IA y constituyen la base de procesos de fabricación basados en datos y preparados para el futuro.
La elección de la válvula adecuada depende de muchos factores:
En el futuro, utilizaremos una herramienta interactiva para hacer recomendaciones personalizadas, sugiriendo la mejor solución para usted mediante preguntas específicas, desde simples placas de orificio hasta VEFC con IA.
La regulación del nitrógeno en la producción de semiconductores es mucho más que una cuestión técnica: influye en la calidad, en la estabilidad del proceso y en los costes. Tanto si necesita una solución sencilla como una técnica de regulación de última generación, lo decisivo es lo que requiera su aplicación. Con la elección correcta, no solo se garantiza la seguridad funcional, sino también la eficiencia y la viabilidad futura.