Linq es una startup vasca, de reciente creación, especializada en el uso de tecnología electromagnética puntera para inspección no destructiva de componentes, entre otros, del automóvil. Su capacidad innovadora le ha permitido construir una máquina para testear la calidad de los cigüeñales para una gran multinacional del sector. Festo ha colaborado en este proyecto contribuyendo a la precisión y a la compacidad del equipo, dos cualidades que le convierten en un producto altamente competitivo en el mundo del control de la calidad industrial.
El cigüeñal es una pieza fundamental para cualquier automóvil ya que se encarga de convertir el movimiento lineal de los pistones del motor en el movimiento giratorio de las ruedas. Para cumplir con esta misión de forma fiable y segura es necesario que esta pieza se someta a un riguroso proceso de inspección.
Linq, una startup creada en 2018 en San Sebastián, quiso especializarse en equipos de inspección basados en técnicas no destructivas que permiten a los fabricantes verificar las propiedades mecánicas de sus piezas metálicas y detectar posibles defectos. “Desde el primer momento tuvimos claro que este era un nicho de mercado importante dentro del mundo de la calidad industrial”, explica Javier Pérez responsable del departamento de servicio de Linq y uno de los fundadores de la compañía.
Linq ha construido una máquina que permite realizar la inspección del cigüeñal de manera muy eficiente y que incorpora diversos componentes de Festo. La inspección no destructiva que aplica esta empresa se basa en tecnología electromagnética. “Consiste en imantar la pieza en cuestión lo que permite determinar rápidamente si la pieza está bien fabricada o si presenta algún defecto”, subraya Javier Pérez.
El procedimiento es sencillo. En primer lugar, un operario coloca el cigüeñal manualmente y, con la ayuda de un cilindro, la pieza queda perfectamente sujetada en sus dos extremos. Antes de pasar a la inspección propiamente dicha, el operario identificará la pieza con un escáner.
A continuación, intervienen dos ejes que, gracias sus respectivos motores EMCA, logran el posicionamiento exacto del cigüeñal para realizar el test. Es entonces cuando se aplican las señales electromagnéticas a través de un sensor que consta de dos polos y que baja hasta la pieza con un cilindro vertical que actúa como tercer eje del sistema. Para realizar esta aplicación, el sensor, se sitúa muy cerca del cigüeñal, aunque en realidad no llega a establecer contacto físico con él.
El proceso se desarrolla aplicando a la pieza a un movimiento rotatorio muy breve y cada vez que esta se detiene el sensor aplica el campo electromagnético. Esto ocurre sucesivamente durante un par de minutos. Los parámetros del test pueden leerse en tiempo real a través de una pantalla integrada en la propia máquina.
“Nosotros medimos simultáneamente tres características relacionadas con el temple en esta inspección: La dureza superficial, la profundidad, que debe tener la medida exacta que pide el cliente y la anchura, que tiene que estar muy bien acotada, porque si el temple profundiza en las gargantas de las pistas del cigüeñal puede acabar causando grietas durante su vida útil y a la larga la rotura de la pieza”, detalla Javier Pérez.
Actualmente muchas industrias llevan a cabo control estadístico de calidad con tecnologías destructivas. Con esta opción se verifica una pieza cada turno, o cada día, dependiendo del criterio que se establezca en cada planta. Ello comporta una serie de costes económicos - por la destrucción de las propias piezas y los fungibles que intervienen en el proceso- y de costes de tiempo significativos, ya que la producción debe detenerse cuando se realiza la prueba.
“En cambio, con la tecnología no destructiva hay un claro ahorro de los costes relacionados con la realización de la prueba al no romperse las piezas, y además no interfiere en el proceso de producción, lo cual a su vez redunda en un mayor ahorro”, precisa Javier Pérez.
La máquina de inspección de calidad de Linq está destinada a una planta de motores situada en Kokomo, Indiana (EEUU) perteneciente al grupo internacional Stellantis, creado en 2021 como resultado de la fusión de Fiat Chrysler Automobiles y el francés Groupe PSA. “Si esta máquina funciona bien en Kokomo se puede expandir a otras plantas de motores del grupo en Norteamérica o en cualquier otro lugar del mundo”, añade el responsable del departamento de servicio de Linq.
Desde Linq se conocía la enorme potencia de Stellantis y por ello se pensó en una máquina que pudiera convertirse en un producto muy versátil y escalable. “Igual que verifica la calidad de los cigüeñales podría usarse para hacer lo mismo con otros componentes, como ejes primarios y secundarios, o engranajes de transmisión, independientemente de si el vehículo tiene un motor eléctrico o de combustión”, indica Javier Pérez.
Otro punto favorable de la máquina creada por Linq, y que facilitará sin duda su expansión en el mercado, es su compacidad lo que la hace muy adaptable a distintos espacios. Es un aspecto, complementario al de la precisión, en el que Festo también ha realizado una aportación destacada. Javier Pérez lo explica del siguiente modo: “para acercar el sensor al cigüeñal probamos motores de otros fabricantes, pero distorsionaban la señal electromagnética, en cambio con los motores EMCA esto no pasaba”. Claro está que sin los motores EMCA la máquina hubiera funcionado, pero no habría podido ser tan compacta, ya que para evitar la distorsión de la señal los componentes se deberían haber dispuesto más separados los unos de los otros.
Los fundadores de Linq ya conocían los productos de Festo de su trayectoria en el mundo industrial, pero a partir del proyecto de la máquina de inspección de calidad tuvieron ocasión de mantener un contacto más estrecho con la empresa. “La verdad es que nos han dado todas las facilidades para probar los elementos en la máquina y validarlos antes de incorporarlos definitivamente. Esto no ocurre siempre. La verdad es que no todos los proveedores creen en una startup que está empezando”, apunta Javier Pérez.
Muchas startups nacen y mueren en un período más o menos breve, pero no hay duda de que Linq mira al futuro con una firme voluntad de continuidad. “Realmente creemos que nuestro producto tiene recorrido”, concluye.