El impacto de las tecnologías digitales en la actividad industrial está provocando cambios profundos tanto en la manera de afrontar los procesos productivos, como en la de relacionarse con el mercado. Sin embargo, el universo que conocemos como Industria 4.0, conformado por aplicaciones y herramientas muy diversas, es tan vasto, y hay tanto por explorar, que puede resultar abrumador. Es por ello que las empresas deben conocer el contexto en el que operan, las tecnologías disponibles y cómo aprovecharlas desde una aproximación dimensionada a sus necesidades. Es decir, se trata de diseñar una estrategia propia en Industria 4.0 y de gestionar las competencias de los empleados para que desarrollen todo su potencial.
Si cambian los procesos productivos, también lo hace la manera tradicional en que se desarrollaban las relaciones laborales. La tecnología avanza, y una de las grandes ventajas que proporcionan las herramientas digitales es la adaptación al tamaño y a la capacidad productiva de cada organización. Ello significa que los empleados no solo han de acreditar los conocimientos requeridos para ejecutar una tarea determinada, sino que deben estar preparados para adquirir nuevas habilidades y saber cómo aplicarlas en cada situación. La transformación digital es un hecho. La automatización y el uso de las aplicaciones enmarcadas en el concepto Industria 4.0, si bien tienen un largo camino por delante, ganan terreno cada día, de modo que las organizaciones que pretendan mantenerse competitivas deben aprovechar este cambio. A priori, no es una evolución sencilla, sobre todo a la hora de definir la hoja de ruta: ¿por dónde empezar? ¿Qué tecnologías van a generar un impacto positivo en el negocio? ¿Cómo hay que adaptar productos y servicios a un entorno digitalizado? ¿Existe un modelo de Industria 4.0 ideal? Estas son algunas de las preguntas que surgen de manera natural ante la perspectiva de afrontar un proceso para el que no hay vuelta atrás. Es lógico también plantearse cómo actuará el mercado, si es de verdad necesario embarcarse en esta aventura, y tener un ojo puesto en lo que hace la competencia. Sobre todo en el caso de pequeñas y medianas empresas, acostumbradas a una forma de hacer tradicional, poco permeables a los cambios, la transición hacia la Industria 4.0 puede resultar abrumadora, por eso es importante contar con asesoramiento experto y tener la oportunidad de conocer el escenario al que pretendemos integrarnos antes de iniciar el proceso.
En Festo ponemos al alcance de las empresas un catálogo de cursos especializados en Industria 4.0, para que dispongan de toda la información necesaria y cómo aplicarla a sus características. Para los estadios preliminares del proceso de digitalización, resultan especialmente útiles dos propuestas:
Con esta formación, los asistentes consiguen familiarizarse con los aspectos más importantes de la Industria 4.0, conocen las herramientas fundamentales para la transición desde la operativa tradicional, pueden evaluar el impacto estratégico de la transformación, aprenden a determinar el estado actual de la empresa y a definir un estado de destino, así como a diseñar un plan estratégico de trabajo con proyectos concretos.
Mediante este curso, los participantes aprenden a determinar cómo la Industria 4.0 modifica tareas en la empresa, a diseñar perfiles de competencias deseadas y a determinar los niveles de competencias requeridos, así como el perfil de competencia real de la empresa, y pueden poner en práctica medidas adecuadas para el desarrollo de competencias de los empleados y evaluar su progreso.
Hay que tener claro que el cambio que propone la Industria 4.0 tiene que ver, por supuesto, con las nuevas tecnologías digitales —Big data, inteligencia artificial, Cloud computing, Machine learning, Internet de las cosas (IoT), robótica colaborativa, etc.—, pero, antes que eso, con una nueva cultura empresarial, que apuesta por la cooperación como vía para garantizar la sostenibilidad de los negocios, con procesos productivos más eficientes.
Según refleja la Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), la presencia de las tecnologías 4.0 en la industria española es aún escasa. Si bien las aplicaciones de ciberseguridad superan el 95% de las empresas (datos de 2020), la siguiente tecnología en penetración es el Cloud computing, con un 25% (casi el doble que en 2015). La robótica ha bajado del 24% de 2018 al 19,3% de 2020; la IoT está presente en el 16,2% de las organizaciones, y solo un 6,4% han adoptado el Big data.
Queda mucho por hacer. Mientras, las empresas industriales tienen que ir familiarizándose con algunas de las ventajas competitivas que la Industria 4.0 proporciona: · Capacidad de adaptación a la demanda en tiempo real.