Metodologías de gestión ágil

→ En qué consiste

Vivimos en un mundo VUCA, en un entorno volátil, ambiguo, complejo y con creciente incertidumbre, dónde cada vez es más difícil satisfacer al cliente, que tiene necesidades cambiantes. En todos los proyectos contamos con las siguientes dimensiones:

  • Valor
  • Presupuesto
  • Plazo

Las metodologías ágiles reconocen que no es posible entregar un valor preacordado fijo con un presupuesto fijo y un plazo fijo, ya que alguna de estas dimensiones cederá, dependiendo de la que fuera realmente más prioritaria (en proyectos tradicionales normalmente se incrementan tanto plazo como presupuesto para poder mantener el valor acordado con el cliente). Por tanto, lo que proponen las metodologías ágiles es, fijando las dimensiones de presupuesto y plazo, liberar la dimensión de valor, quitando todo lo innecesario o marginal, para poder incrementar la entrega de valor al cliente dentro de un presupuesto y plazo totalmente fijos, adaptándose a los cambios del entorno y a las nuevas necesidades del cliente.

Esta aproximación a la gestión de proyectos implica un verdadero cambio de paradigma, ya que implica poner el cliente y sus necesidades en el centro del proyecto. La entrega de valor se desarrolla mediante incrementos, divisiones del plazo de entrega que iteran por todas las fases de desarrollo (planificación, diseño, ejecución, análisis de calidad e integración), lo que permite obtener retroalimentación del cliente constante y mejorar la entrega de valor real ajustado a las necesidades del cliente. Así se evita la ejecución perfecta de proyectos en tiempo y plazo que no aportan nada útil al cliente.

Las metodologías ágiles se basan en las personas y sus interacciones, no en procesos y herramientas, se basan en productos que funcionan para sus usuarios, no en seguir una planificación y documentación exhaustivas, se basan en la colaboración constante con el cliente, no en la negociación de extensiones o modificaciones de contratos, se basan en la capacidad de responder ante los cambios del entorno, no en seguir un plan obsoleto ciegamente. La agilidad implica un cambio cultural, en la manera de relacionarse con las personas y con el cliente, así como en que actividades priorizar en la búsqueda de mejora de la entrega de valor al cliente. Hay muchas metodologías ágiles (Kanban, Scrum, DSDM, XP, ...), que son equivalentes en lo esencial pero difieren en los detalles y el tipo de proyectos para los que se pueden aplicar. Es importante conocer la cultura de su empresa para poder identificar las áreas dónde pueden aplicarse las metodologías ágiles y que prácticas implementar para mejorar su entrega de valor al cliente.