Todos los proyectos tienen en común un mayor o menor grado de Incertidumbre y tres requisitos a cumplir:
El método Cadena Crítica (CCPM por sus siglas en inglés – Critical Chain Project Management) se ha desarrollado específicamente para aquellos proyectos en los que imperativamente debemos cumplir los tres requisitos a la vez. Para ello es necesario que tanto el Objetivo, como el Plazo de Ejecución, como el Presupuesto estén bien definidos desde el inicio.
Así pues, su principal campo de actuación de encuentra en los proyectos que tienen un objetivo bien definido, un presupuesto cerrado y un Plazo de Ejecución que no puede ser superado. (Obra civil, ingeniería, …)
Parte de la base de reconocer que cuando estimamos la duración de cada fase del proyecto, en realidad estamos realizando un ejercicio de probabilística, y que nuestro instinto nos lleva a estimar un tiempo en el que consideramos que seremos capaces de ejecutar la tarea con una alta probabilidad de acierto.
Parece que si nos damos una probabilidad de acierto del 80% la mayoría de las tareas deberían poder ser realizadas sin demasiados problemas.
Sin embargo existen tres “maldiciones” que se van a conjurar para hacernos fracasar en nuestras predicciones.
Toda tarea tiende a consumir todo el tiempo y todos los recursos asignados.
La mayor parte del esfuerzo se concentra al final del tiempo asignado.
La probabilidad de que una tostada caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo es directamente proporcional al precio de la alfombra.
Así pues, la verdadera curva de probabilidad de acierto de nuestras previsiones se desplaza (profecía autocumplida) y se concentra justo sobre la fecha final comprometida.
CCPM evita asignar a cada tarea una duración que contenga protección oculta en sí misma, de forma que dicha duración se estima suficiente pero sin margen de protección.
Al mismo tiempo considera una posible duración mayor la cual sí contiene dicha protección ante imprevistos, de forma que se obtiene una horquilla de tiempo con una duración justa, pero que se estima factible, y una duración mayor que contiene el margen de seguridad que se considera que puede llegar a ser necesario para esa tarea en concreto. La diferencia entre las dos duraciones será mayor o menor en base al grado de incertidumbre que presenta la tarea.
La planificación básica se realiza con la duración menor, para evitar el efecto de la Ley de Parkinson y del Síndrome del estudiante.
La Cadena Crítica se determina por la secuencia de tareas que determinan la mínima duración de proyecto, una vez se han resuelto los posibles conflictos entre recursos.
Posteriormente se añaden protecciones de tiempo, comunes a cada secuencia de tareas, calculadas en función del sumatorio de los diferenciales de las horquillas de los tiempos de las tareas contenidas en cada secuencia, dividido por un factor que puede ser distinto para cada organización (factor Murphy).
De esta forma se obtiene una planificación más corta que con el método tradicional, pero con muchas más probabilidades de poderse cumplir.
Al mismo tiempo se reduce drásticamente la necesidad de replanificar ante cada desviación ya que los buffers de tiempo van a absorber la mayoría de ellas.
Además, se simplifica mucho el análisis y seguimiento de los múltiples proyectos que tenemos en distintas fases de ejecución. En lo que nos vamos a fijar principalmente es en el consumo del Buffer del Proyecto. Ello nos va a permitir concentrar nuestro tiempo y esfuerzo en aquellos proyectos que más lo requieran, sin perdernos en analizar otros proyectos que, en realidad evolucionan correctamente.
Si el porcentaje de proyecto realizado dividido por el porcentaje de buffer consumido es superior a 1, estamos dentro de la normalidad y no hace falta realizar ninguna acción especial.
En cambio, si es inferior a 1 habrá que tomar alguna contramedida, ya que está en riesgo el cumplimiento de la fecha de finalización de proyecto.
En este caso aún no estamos fuera de plazo, pero la tendencia es negativa, aun así si reaccionamos correctamente estamos a tiempo de reconducir el proyecto.
Nuestro modelo de implantación se basa en el Learning by Doing. En una primera fase de forma a los miembros del equipo en la metodología en una serie de workshops. Una vez el equipo ha adquirido las competencias, se empieza a implementar un proyecto piloto con cadena crítica.
El consultor en esta fase guía al equipo en la implantación y realiza sesiones de seguimiento para garantizar el desarrollo del proyecto. Una vez completada con éxito esta experiencia piloto, y con el aprendizaje obtenido, se van incluyendo más proyectos con una presencia cada vez menor del consultor, de manera que al final del proceso, el equipo es perfectamente autónomo para la implantación tiene las competencias necesarias para la nueva manera de trabajar.