Con una estructura ligera e integrando funciones, con el BionicOpter nuestra Bionic Learning Network logró imitar técnicamente las sofisticadas características del vuelo de la libélula. Como su modelo natural, el objeto volador ultraligero puede maniobrar en todas las direcciones, mantenerse en un punto y planear sin batir las alas. Por primera vez, un modelo puede manejar más condiciones de vuelo que los helicópteros y los planeadores motorizados y no motorizados combinados.
Este comportamiento de vuelo único es posible gracias a un enfoque del diseño que ya desempeñó un papel importante en el SmartBird: componentes tales como sensores, actuadores y partes mecánicas, así como la técnica de control y regulación, se instalan y conjugan a bordo en un espacio mínimo.
Con una envergadura de 63 cm y una longitud corporal de 44 cm, la libélula artificial solo pesa 175 gramos. Las alas están fabricadas con un marco de fibra de carbono y cubiertas con una fina lámina. La batería, nueve servomotores y un potente microcontrolador ARM están integrados en la caja torácica, al igual que los sensores y los módulos de radio. La estructura de poliamida elástica y terpolímero hace que todo el sistema sea flexible, ultraligero y, al mismo tiempo, extremadamente robusto.
Además de controlar la frecuencia común de aleteo y la rotación de cada una de las alas, se utiliza el control de la amplitud en cada una de las cuatro alas. El giro de las alas determina el sentido del empuje. Con el control de la amplitud se puede regular su impulso. En combinación, la libélula controlada con un teléfono puede adoptar casi cualquier orientación de posición en el espacio.
Ya sea con ejemplos de tecnología biónica o en la vida industrial cotidiana, para nosotros el principio de diagnóstico permanente garantiza la fiabilidad operativa y la estabilidad de los procesos. Por lo tanto, durante el vuelo, el software registra continuamente los datos de los sensores, los evalúa en tiempo real y reconoce así eventos complejos y estados críticos.