En términos de respuesta dinámica a desplazamientos más cortos, la tecnología neumática es generalmente más rápida, lo que la hace más adecuada para aplicaciones que requieren ciclos de alta velocidad en carreras cortas. Sin embargo, la tecnología eléctrica ofrece una alta precisión de control, lo que la hace ideal para tareas que requieren un control preciso de la posición, la velocidad y el par.

Además, la tecnología eléctrica es más silenciosa que la neumática, por lo que es más adecuada para entornos donde se debe minimizar el ruido. La tecnología eléctrica no requiere un compresor de aire ruidoso, ahorrando espacio y costos de mantenimiento.

En muchos casos la tecnología eléctrica es más eficiente energéticamente que la neumática ya que convierte la energía eléctrica directamente en energía mecánica sin necesidad de aire comprimido.

La tecnología eléctrica también se puede integrar fácilmente con tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, creando sistemas de automatización altamente sofisticados. Además, la tecnología eléctrica se puede personalizar fácilmente para satisfacer las necesidades específicas de una aplicación.