El operador conoce "su" máquina: cada zumbido, cada crujido, cada chirrido y parpadeo. Si algo cambia, se reajusta de inmediato o se informa a mantenimiento. A menudo, los procesos de trabajo son los mismos durante años. Incluso las desviaciones más pequeñas del comportamiento habitual de la máquina pueden ser síntoma de que algo va mal: por ejemplo, de que un componente de la máquina se ha aflojado o está roto o de que hay un defecto de calidad en un paso de procesamiento previo y, por lo tanto, alguna tolerancia no es correcta. El operador conoce cada movimiento de su máquina. Esto también puede resultar monótono. La seguridad es un tema clave porque el alto nivel de complejidad de las máquinas las hace cada vez menos claras y, a menudo, oculta fuentes de peligro. Si se producen cambios en la producción, como el cambio a un nuevo producto, por lo general es necesario volver a formar al operador. Nueva tarea – nuevos conocimientos.