Los cilindros sin vástago son actuadores neumáticos que, como su nombre indica, no poseen vástago. Pero, incluso sin vástago, realizan un movimiento lineal, por lo que también se denominan actuadores lineales. Los cilindros sin vástago se utilizan cuando resulta ventajosa una longitud de instalación corta y cuando la fuerza debe absorberse de la forma más uniforme posible. También permiten recorridos mucho más largos, con carreras de hasta 8,5 m, algo inviable para un cilindro estándar con vástago.
Los cilindros sin vástago pertenecen al grupo de cilindros neumáticos que funcionan con aire comprimido. Se utilizan en una gran variedad de aplicaciones neumáticas, por ejemplo en las técnicas de manipulación, de transporte o de accionamiento. Un rasgo característico de los cilindros acoplados mecánicamente es que la potencia se transmite a través de una conexión lateral en el émbolo. Para ello se necesita una ranura en el tubo perfilado. En el caso de los cilindros acoplados magnéticamente, la fuerza se transmite con ayuda del campo magnético a través de un tubo de perfil cerrado. En ambas variantes, la longitud de montaje necesaria es significativamente menor que con un cilindro de vástago comparable.
Las principales ventajas de los cilindros sin vástago son sus carreras más largas y su forma constructiva más corta, por lo que pueden utilizarse con especial flexibilidad. Por ello, los cilindros sin vástago son la primera opción cuando el espacio disponible es reducido. Gracias a las ranuras de fijación existentes en los cilindros sin vástago acoplados mecánicamente en varios lados, los componentes modulares como, por ejemplo, frenos o sensores, pueden instalarse directamente en el propio cilindro. Además de la gran flexibilidad de instalación, una cinta hermetizante interior y otra exterior garantizan unas buenas propiedades herméticas. Esto permite carreras largas y sin restricciones.